Javier Reyes es comunicador social de profesión y un apasionado de la música afrodescendiente: cantante, armonicista y percusionista, manager y productor musical de proyectos como Ciudad Blues, Afro Trío, Harp Attack, Hard Time Blues y Midnight Blues. Con más de ocho años de trayectoria como profesional en la escena y con dos festivales sobre sus hombros es casi un pionero en la escena blusera en nuestro país.

Conocí a Javier hace ya varios años, la primera vez que lo vi en escenario fue en el Cocodrilo Verde, junto a Ciudad Blues. Javier es un hombre cordial y sencillo de 38 años, que se explaya tranquilamente en la conversación y, un amante de la música, que gracias a su propio esfuerzo y pasión, puede darse el lujo de vivir de ella.

Al llegar a la cita me recibió en su studio donde compartimos un agradable tiempo hablando de música, su trayectoria, instituciones privadas y del estado, y la gran diferencia que es trabajar con cada una de ellas y, al finalizar la entrevista, dejó un saludo para nuestros lectores.

 

 

Javier, háblanos de tu trayectoria musical

Hay una etapa muy larga donde uno aprende y empieza a tocar, pero yo digo así profesionalmente en el circuito: unos ocho años aproximadamente, de forma seria. Antes tocaba en cualquier lugar como amateur, como alguien que recién empieza.

¿Cómo fue tu primer encuentro con la música afrodescendiente?

En un principio, como todo joven, empecé escuchando metal, pero pasan los años y tu oído te empieza a pedir más música y es inevitable llegar a los estilos afrodescendientes como el blues, porque de él nacen muchos otros géneros como el rock, el hip hop, el soul; escuchando la música de Led Zepellin por ejemplo, Lemmy Kilmister y otros más, todo eso me llevó al blues, y otros ritmos que vienen de África, como el Afroperuano, el Festejo y el Landó. Esa investigación duró muchos años pero fue el camino que yo hice.

¿Siempre tuviste fascinación por la armónica?

Siempre me gustó, aunque primero estudié percusión; y en realidad la música lo hice después de mi carrera, yo vengo de una familia conservadora que me decía ‘que la música no me iba a dar, que yo tenía para hacer mejores cosas’; y bueno, yo ejerzo mi carrera de forma independiente y la he relacionado mucho con la música. Al principio aprendí de forma empírica, por feeling, y luego de forma teórica, aprendiendo las escalas y todo eso, además de que siempre uno aprende escuchando. Tuve que viajar a Argentina a estudiar armónica porque acá no hay personas que enseñen, y también ya tengo tiempo dando clases acá en Lima, además tengo un taller donde reparo y afino armónicas. Como que estoy haciendo un campo en torno a la armónica que nunca ha habido, y hay muchas personas aficionadas al instrumento; he tenido la oportunidad de aprender bien y todo eso lo comparto desde hace dos años.

¿Cuántas armónicas tienes?

Ufff, miles, en realidad no las cuento, yo siempre compro para tener repuestos pero así operativas para tocar, unas treinta, de todos los tonos: bemoles, sostenidos. Lo importante es tocar bien, los accesorios como los micrófonos o amplificadores ya es cuestión de gusto propio.

¿Qué es Almas Raíces y qué busca en la escena local?

Es una productora independiente que yo dirijo, sin fines de lucro, que difunde la música afrodescendiente, ahora enfocado más en el blues, porque este es un estilo que no ha tenido un espacio merecido a pesar de que tiene muchos fanáticos, no músicos pero sí seguidores. Y respecto a la música, con las bandas que toco tratamos de mantener el sonido tradicional y antiguo, lo más parecido posible, claro que nunca vamos a sonar igual a los afroamericanos de Chicago, ellos tenían una onda personal, vivencias de pobreza y miseria; es así como los huaynos que tienen su toque melancólico, un extranjero quizás podrá ejecutarlos bien pero no van a tener el mismo sentimiento que un peruano: igual sucede con el blues.

 

Javier Reyes fluyendo entre armonías bluseras.

Javier Reyes fluyendo entre armonías bluseras.

Entonces la movida blusera en el Peru va creciendo…

Sí, de hecho hay músicos extranjeros en el circuito y un par de bandas más, la idea es hacer eso, que haya una movida como lo hay en Ecuador, Chile o Argentina.

¿Se viene algún festival para Ciudad Blues?

Justo estamos viendo la posibilidad de irnos al Quito Blues Festival, que es un festival internacional donde van a ir artistas de Estados Unidos y otros países, eso sería aproximadamente el 21 de Agosto.

 

La cultura no puede ser elitista, debería ser un derecho como lo es el derecho a tener un nombre, o a la vida.

 

Pero acá no se ven festivales así…

Yo hice un par de festivales hace unos años, pero por mi cuenta, no tan grande, no es lo mismo que hacerlo con una institución cultural, es cosa de abrir la mente a las personas que deberían encargarse de eso. Poco a poco se va creciendo y estamos creando el circuito ya que no había, para poder tocar nosotros mismo y es lo que hacemos con Almas Raíces con esa visión.

Javier Reyes está relacionado a diversos artistas y proyectos musicales que tienen como eje principal el blues, cuéntanos brevemente de cada uno de ellos…

Son conceptos diferentes, por ejemplo Hard Attack es un grupo que tengo con Carlos Espinoza y otros músicos donde hacemos solo tributos a armónicas de blues. Con Ciudad Blues tocamos temas propios y algunos tributos a Muddy Waters; y es que en el blues sucede como en el jazz, todos tocan estándar, le puedes poner letras y experimentar pero la base rítmica es la misma. Midnigth Blues es un proyecto de un irlandés que estuvo acá y nos llamó a tocar, y bueno lo sumo a la producción de Almas Raíces. Hard Time es un trío internacional, donde somos un peruano, un canadiense y un inglés, es blues rural, nada que ver con Chicago que es más eléctrico.

¿De dónde viene ‘Javier Kings’?

Cuando estuve en Buenos Aires, los compañeros me decían Kings en vez de Reyes, y lo puse como un seudónimo, ahí está B. B. Kings, Junior Kings, los armonicistas también tienen sus seudónimos como Sonny Boy Williamson, Sonny Terry; y bueno es solo un detalle para jugar con esa onda.

Pero blues no es lo único que haces…

Así es, con Almas Raíces no solo difundimos blues, ofrecemos la posibilidad a otros artistas de música peruana, y estoy experimentando con Afro Trío, donde participan Raff Barrantes en la voz y Raul Zuñiga en la guitarra; y Barrio Berlín que es donde canta Nicoletta Nanu, de nacionalidad alemana, y Juan Fracchia en la guitarra. Es interesante esta última agrupación porque las canciones están en alemán con todo el ritmo y musicalización peruana.

 

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Siempre es difícil la autogestión…

Sí, claro, sobre todo porque las personas que están a cargo de la cultura no tienen la más mínima idea de eso, igual sucede con los bares que piensan que le hacen un favor al músico, y esa maldición de pensar que lo extranjero es lo mejor: vienen artistas desactualizados en su propio país, cobrando entradas arriba de 250 ó 500 soles y en un concierto local cobran 20 soles y la gente se queja: ¿qué no es gratis?.

¿El blues es elitista?

Lo es, el blues y el jazz se escuchan más en distritos como Barranco, San Isidro y no está mal, pero yo creo que la música, así como la cultura en general, no debería ser elitista. En los sectores populares están segados por los medios, abunda la cumbia, yo no tengo nada contra esos estilos pero no hay diversidad de gustos ni de opiniones, y como acá los medios son mediocres, no aportan más que lo mismo y esa gente está segada e imposibilitada a lo que hay por acá, que son zonas donde se supone hay más dinero y que no consumen esos medios: consumen más cultura. En Argentina por ejemplo, la gente es bien culta, la gente habla de todo, en provincias como Rosario o la capital, Buenos Aires, hay tiene diversidad, no hay centralismo, pero acá tú te vas a provincia y la gente sigue pensando en los ochenta o más atrás (risas). Hay que descentralizar todo.

Haz tocado en instituciones públicas y privadas, cuéntanos tus experiencias…

La gente en instituciones públicas con cargos de cultura no son personas idóneas para esos puestos, pagan poco al músico y a destiempo, aparte hay mucha burocracia. Siempre que he tocado en instituciones públicas he tenido malas experiencias, muy distinto a los privados como el Británico por ejemplo, donde hay orden, más responsabilidad, porque las personas contratadas para encargarse del lado cultural son las adecuadas, las evalúan primero y las capacitan. En las instituciones públicas jalan a la gente del partido gobernante y la cultura acá es vista como cualquier cosa, así que ponen a cualquiera. Mucha mediocridad encapsulada en todo y en mucha gente.

En los bares también hay un poco de eso, se olvidan de su chamba de marketing, se la dejan al músico, piensan que te hacen un favor, las bandas tienen que autopromocionarse, llevar a su gente, cuando el bar debería ayudar.

 

En otros países es diferente, la cultura es un ingreso económico muy bueno porque la gente consume cultura, y el estado y los medios acostumbran a la gente a consumirla y así se crean puestos de trabajo que funcionan.

 

¿Haz tenido problemas por derechos de autor?

No, yo interpreto música de los 40 y 50, música libre de derechos. Pero ahí está Apdayc, otro claro ejemplo de dónde estamos, malísima gestión, ese robo descarado a los músicos cobrándoles por tocar sus propios temas, imagínate. Tiene que haber un cambio y trabajar en los niños para que tengan otro tipo de pensamiento, va a pasar tiempo para que el sistema cambie pero qué bonito sería ver bandas de jazz y blues en Canto Grande o en Los Olivos, y que la gente vaya a verlos.

¿Cómo ves la escena musical local?

Está creciendo, mis respetos para esos medios como Movistar que presentan excelentes bandas, el problema es que no todos tienen cable, eso mismo deberían hacer canales como América TV, Panamerica o Latina, que son medios populares, imagínate si hacen eso, las expectativas de la gente cambiarían. TV Perú antes era muy conservador y resultaba aburrido, ahora ha mejorado mucho en su programación y ese es el camino, va a tomar su tiempo pero la cultura y la música van creciendo, solo falta que crezca el público.

El blues te ha abierto puertas a tocar con músicos internacionales…

Sí, muchísimos y no solo extranjeros sino también músicos locales, por ejemplo ahora me voy a Oxapampa con Francisco Chirinos, que toca muy bien blues y country. He tocado  también con el legendario John Primer, con Pete Schmidt, Frágil, La Finca, y con otros artistas que me llaman a colaborar. También he participado con Dirty Soul en tributos a The Beatles.

 

 

¿Para cuándo un nuevo álbum de Ciudad Blues?

Probablemente a fines de este año, tenemos ya tres temas grabados, y es que ahora me tomo las cosas con más calma, antes hacía las cosas con más riesgo y por el blues he arriesgado mucho. El nombre del álbum podría ser el mismo que alguna de las canciones.

 

No hay mejor productor que un músico, no hay mejor gestor que un músico, porque uno conoce el laburo y lo aprende en el camino. El músico debe aprender a autogestionarse y producirse, porque a veces se vive un sueño, el ego te invade y crees que alguien te va a descubrir.

 

¿Ciudad Blues mantiene la misma formación?

Aunque tenemos 14 años han habido muchos cambios, pero soy yo quien decide sobre la músico y los músicos que me acompañan. Por ejemplo ahora estamos con un contrabajista y suena espectacular, acá no hay muchos que lo toquen, y es el sonido que yo estaba buscando, más tradicional. Juan Carlos Polo, el baterista, ya no está con nosotros por ejemplo, él ahora vive en New York, aprendió jazz y ahora toca allá.

Para terminar, con toda tu experiencia, qué les dirías a los músicos que buscan hacerse un nombre en la escena local

Primero que se quiten la idea de que hacer música en Perú es difícil, es cuestión de proponérselo y hacer bien las cosas, hay que ser constante en la música, a menos que seas hijo de millonario que te paga todo (risas), es importante tener muchas vivencias: dolor y alegrías; si no tienes experiencias y no eres suceptible no vas a expresar bien la música, esta es un refugio para la gente. El ego nunca lleva a nada bueno, siempre se aprende y hay que enamorarse de tu instrumento como si fuera de una persona.