Jefry es una banda de spiritual funk core, integrada por tres estudiantes de música y, que acaba de lanzar su primer álbum titulado El viaje sin regreso, donde nos invitan a hacer con ellos un viaje del despertar del espíritu y la consciencia y, que además cuenta con la participación del reconocido saxofonista peruano Jean Pierre Magnet y la producción musical de Rafael Otero. Hoy nos comparten sus historias, desde el comienzo de la banda hasta los casi dos años de producción del álbum.

AriánTorres (bajista) me contactó gracias a una publicación que hice en la revista cultural Lima Gris y así coordinamos la entrevista. Me encontré con él en la puerta de la Pontificia Universidad Católica del Perú; Mateo Vásquez (baterista) nos hizo entrar, pues Matías Gold (guitarrista) ya estaba dentro esperándonos. Caminamos un momento hasta encontrar un espacio verde donde no hubiera mucha bulla para poder conversar tranquilamente y empezar la entrevista.

 

 

¿Cómo y cuándo se forma Jefry?

Matías: Esa historia se remonta hace como siete u ocho años atrás, a Mateo lo conocí a través de un amigo en común y me lo presentó por Facebook, yo le escribí, hablamos y ese mismo día le caí a su casa para tocar un rato y escuchar música, así quedamos para juntamos al día siguiente con Arián, que somos patas desde el colegio y con quien ya había tocado antes. Esa primera que vez ensayamos —un ratito no más— sentimos como si nos conociéramos de toda la vida, la química fluyó muy natural y empezamos a ensayar un montón, no porque tuviéramos conciertos, sino solo por el hecho de componer, crear, loquear con la música. Luego empezamos a buscar vocalista, llegó uno y no fluyó, vino otro y tampoco. Y hacia el cuarto año como banda nos separamos, dejamos de tocar un año más o menos, fue un tiempo necesario para aprender a valorar lo que teníamos y, cuando nos volvimos a juntar hace casi tres años para darle con todo, tuvimos nuestro primer concierto como Jefry, en noviembre del 2014.

O sea que buscaban vocalista y no se animaban a cantar aún…

Matías: Sí, los tres tocábamos pero ninguno cantaba.

Mateo: No porque ninguno no cante individualmente, sino que no la hacíamos cantando y tocando. La verdad es que solo teníamos un tema donde cantaba Matías y, que era un tema rock blues que compusieron Matías y Arián antes que yo llegue; cuando empezamos a componer los tres juntos, los temas tiraban hacia el progresivo, funk, rock.
Me acuerdo que conocimos a un pata que se animó a cantar con nosotros el tema en rock blues, pero solo cantaba ese tema y en las nuevas canciones que eran muy diferentes, él se vacilaba con la música pero no sabía cómo interpretarlas, entonces se quitó. Luego probamos varios cantantes, porque la química es bien importante, sobre todo en un trabajo como la música, donde se involucran tantos aspectos, la parte emocional y artística, es como una empresa familiar, no puedes desligarlo, cuando no hay química se siente que trabajas con alguien que no es de la familia. Eso influye un montón. Y cuando tocábamos los temas solo instrumental, también sentíamos que faltaba algo. Ahí fue cuando nos separamos, no solo dejamos de tocar juntos sino también de vernos más o menos diez meses. Claro que cada uno tocaba por su lado con otros proyectos. Pero fue una pausa muy necesaria y chévere. En mi casa volvimos a juntarnos y, empezamos a cantar los temas mientras tocábamos pero nos salían hasta el culo, porque nadie tenía el entrenamiento como cantante. Pero llegamos a un acuerdo en que debíamos darle con todo para cantar nosotros mismos. Al principio fue jodido porque se te cruza lo que tocas con lo que cantas.

Arián: Claro, salía bien pero cantábamos horrible…

Mateo: La coordinación era difícil; musicalmente, lo que tocamos no es tan sencillo, pero nos gustaba tocar con mucho ritmo, así empezamos, cantando y tocando en negras no más (risas). Encontrar el balance ha sido difícil, pero ya tres años dándole ha dado resultados buenos. Por eso consideramos que Jefry ha empezado casi hace tres años, porque desde ahí ha sido el trabajo duro de esta nueva etapa como banda.

La voz que me parece predomina en el álbum es la de Arián…

Mateo: Arián canta un poco más, pero en general cantamos los tres, creo que no se conversó.

Arián: Las cosas se dieron diciendo por ejemplo: a Matías le sale mejor esta parte por su voz, o Mateo, esta parte es mejor con la tuya. Si te das cuenta, en el disco, las tres voces están fusionadas y, cada voz tiene su particularidad. Claro que también están las voces de unas amigas y amigos que nos apoyaron en las grabaciones.

¿Y quiénes son esas voces?

Arián: En las voces femeninas son cuatro chicas, alumnas de la Escuela de Música de la PUCP, de la cual Matías y yo hemos sido parte y Mateo lo sigue siendo. Nuestras amigas y excelentes cantantes son Faviana Brenner, Paula Drassinower, Cristina Carpio y Laura Arriola. En las voces masculinas están Rodolfo Stornelt y Bruno Rosazza, quien además de cantar nos apoyó con las trompetas.

En Libera, que es la última canción del disco, hay niños cantando…

Arián: Sí, todas esas niñas son alumnas de Laura, de clases de canto.

 

Arian Torres. Jefry.

Arian Torres.

 

 

¿Y quién es Jefry, de dónde sale el nombre?

Matías: ¿De dónde vino y cómo apareció? Bueno, nadie lo sabe y quizás nadie lo sabrá. Pero qué significa y qué es, ahí sí hay respuestas. Ahora que estamos lanzando El viaje sin regreso, que es una alusión a la vida, Jefry se convierte en este personaje que vive este viaje. A nosotros nos gusta decir que Jefry somos nosotros tres, puede ser tu, puede ser cualquier persona, todos se pueden identificar con Jefry, porque este viaje que propone el disco es algo por lo que todos pasamos.

Arián: En principio, Jefry es alguien que se libera, el concepto y propuesta como banda es la liberación a través de la música. Y toda esa energía con la que hemos creado el álbum, con la que tocamos en los conciertos y que la gente puede sentir al escucharnos y vernos tocar, también sea una forma de liberación.

Ustedes tocan calatos…

Arián: Tocamos en pañales. Eso viene de la época en que éramos chibolos, ensayabamos en calzoncillos en un lugar cerrado durante horas y, cuando subíamos al escenario y tocábamos con ropa, nos sentíamos rarazos, incómodos. Pero luego empezamos a salir en calzoncillos porque así somos nosotros realmente y así nos sentíamos más cómodos, más libres. Luego dijimos: salgamos en pañales. Es como que nosotros estamos así en el escenario, casi desnudos disfrutando de la música y abajo quizás hay gente que se cohibe, asustada. Incluso en el escenario a veces hay músicos que parecen que estuvieran castigados ¿no? (risas). Entonces nosotros como que queremos darle la vuelta a eso.

Entonces, parte de esa liberación es también el despojo de los prejuicios…

Mateo: Claro. Y de hecho hablo a nombre personal: al ser parte de Jefry, muchas veces he sentido que yo no debería seguir en la banda, porque hacer la música que creemos y con el mensaje que plasmamos, a veces me pega bien duro, porque no es fácil liberarse de los prejuicios, ser consecuente y consciente contigo mismo no es fácil, pero a la vez creemos que eso es lo que conlleva ser parte de. No me gusta sentirme un estafador, he tenido momentos de bajón y la música que nosotros mismos hemos creado, no la he sentido como propia y más me bien me rescataba como si fuera alguien más; me sacaba de la miseria en la que estaba inmerso. Me sorprendía cómo algo que yo mismo había escrito me enseñaba tanto.

Matías: Eso que acaba de decir Mateo, es realmente el viaje sin regreso, el ser consecuente no es fácil, entonces uno reconoce las cosas, empieza el despertar y el autoconocimiento. Uno quizás piensa que no puede vivir sin esos prejuicios que lo tienen marcado, pero uno empieza a cambiar y andar por el camino de la liberación.

Entonces, Jefry es como el alter ego al que ustedes aspiran…

Mateo: Tratamos pero como buenos humanos nos cuesta.

Arián: Nos ha pasado a los tres, no solo cuando ya hemos creado las canciones y las hemos escuchado, antes de haberlas compuesto incluso, que en esos momento de miedo, frustración y hasta de odio, hay una parte de tu consciencia que te dice, que te pide a gritos: No tiene que ser así. ¡Libérate!

¿Los tres escriben las canciones?

Mateo, Arián y Matías: Sí.

Mateo: En realidad es una mazamorra total. Literalmente, viene Arián y me enseña cómo tocar la batería de una canción, o yo escribo una parte que Matías canta (Risas). Es súper mixto.

Arián: Y no es que sea caótico en el sentido que funciona mal, más bien funciona muy bien pero no es que haya una estrategia.

Mateo: No es yo haga la parte de la batería y voces y ahí queda.

Arián: Todos participamos en el proceso.Y en torno a la letras es más loco: yo por ejemplo, yo llego con una letra, cambiamos todo y escribimos juntos.

 

 

En el álbum, la sexta canción canción se llama Cuacuára…

Matías: Cuando escuchas la canción, lo primero que se escucha es un cua-cua-ra.

Mateo: Es por el riff de guitarra.

Matías: De hecho, esta canción se remonta a esa época de la que hablábamos cuando no teníamos conciertos y ensayábamos todo el día, la rescatamos y le pusimos letra. Pero así como la quinta canción, Más allá del mar, es el declive máximo, el punto más hondo de este viaje, Cuacuára es el punto de inflexión, de ímpetu, de salir adelante, de autoconocerse para descubrir el mundo..

Arián: No te hemos comentado mucho pero te voy a explicar la historia. Cada canción es como un capítulo de El viaje sin regreso, son cuatro etapas que vive Jefry. La primera etapa es el despertar, no es un despertar donde haces cambios en tu vida, sino ser consciente de tu realidad, de lo que pasa a tu alrededor. La siguiente etapa es el cuestionamiento, es decir: ok, esto está mal, no solo lo que sucede fuera, sino también lo que sucede en mí, soy parte de esto y yo alimento la indiferencia, la rutina, etc; en ese momento viene el declive, justo a la mitad del disco, Jefry se siente mal porque piensa que no puede hacer un cambio siendo un sola persona, como solemos pensar muchos de nosotros. Luego viene la autonomía, que es cuando Jefry decide hacer algo al respecto, enfrentar lo que sucede y lo hace a través de la música porque es una herramienta muy fuerte que traspasa fronteras con su mensaje. Eso nos lleva a la última etapa que es la liberación, porque Jefry se libera con la música; por eso la última canción se llama Libera, con una letra que va así: Libera toda consciencia y siente la diferencia.

Si Jefry es un personaje que en este álbum ha cruzado diferentes caminos hacia la liberación, en el siguiente álbum, ¿qué tipo de aventuras va a vivir?

Mateo: Nosotros lo que hacemos es escribir de la vida, El viaje sin regreso es como el primer libro que abre la saga, el viaje sin regreso nunca termina y vamos a ir descubriéndolo. Nosotros ya tenemos el segundo álbum en mente, pero no queremos apurarnos en escribir sobre tal o cual cosa, es un proceso, de hecho cuando creamos este álbum no pensamos en la historia que te contamos de Jefry, lo hicimos escribiendo sobre nuestra propia vida. Cuando grabamos el disco, que nos ha demandado mucho esfuerzo, sentimos que todos los capítulos anteriores nos llevaban a algo. Una vez que tenemos el disco, nos damos cuenta que el viaje sin regreso continúa.

Matías: De hecho, la liberación al 100% es utópica, es algo constante, no es que salió este disco y Jefry ya es un ente liberado, nada que ver, él va a seguir liberándose y viviendo muchas historias, este disco es nuestra vida, nosotros somos jóvenes y recién nos hemos dado cuenta de qué es vivir y cómo es vivir. Quién sabe qué experiencias tendremos en el futuro.

Mateo: Nosotros tenemos ciertos puntos que nos caracterizan, el próximo disco no va a hablar de cosas contrarias a este, los temas principales son honestidad sobre lo que vivimos, la introspección, el ser crítico consigo mismo y con el entorno.

Matías: La música de Jefry es potente, aguerrida, es como alguien que lucha y, de hecho, Jefry tiene una lucha en cuanto a la escena musical. Por ejemplo, más allá de todo lo musical, guerreamos contra el dinero y por conseguirlo, para hacer las cosas bien, cómo trazar un camino por el cual se pueda caminar y surgir y, que nuestro disco no se quede en el olvido. Y no solo por nosotros, sino por todos aquellos que viven lo mismo.

Y es que la gente ya no se da el tiempo de escuchar un álbum completo de una banda o artista, por más que le guste; actualmente la industria de la música, invita al oyente a conocer a un artista o banda por unas cuantas canciones, pero ustedes al tratar una historia — que es casi autiobiográfica— a través de todo un álbum, es una invitación directa al oyente a conocerlos a ustedes y a escuchar todo el álbum.  

Mateo: Sí, eso es totalmente cierto. Un poco que se pierde ahora el sentido de la música y el arte, dejas de lado lo que no te engancha en los diez primeros segundos, o lo que no dice lo que quieres escuchar, o lo que no está de moda, incluso los mismos productores te dicen no hagas eso. El arte tiene que ser sostenible, porque queremos dedicarnos a esto y más nada. Si no tuviéramos necesidades quizás no nos importaría. Y es difícil no enfocarlo y no caer en el vendamos, hagamos algo que pegue. Porque quién no quiere tener plata y estar tranquilo, es lo más lógico y aceptable. Pero no podemos hacernos eso, sabemos que el sentido de nuestro música no puede ser el vender o el éxito comercial, lo que queremos es llegar a billones de corazones, si eso significa dinero: chévere, y; sino, en verdad el objetivo es más espiritual, trascender y conectar con la gente en los conciertos, hacer que cambie un poco esto, que es dar el valor al arte, al momento de crear.

 

Mateo-Vasquez. Jefry.

Mateo Vasquez.

 

¿Cuánto tiempo y esfuerzo les tomó la producción del álbum?

Matías: Mira, el año pasado grabamos este disco tres veces. El papá de Mateo tiene como una grabadora multitrack ochentera, súper old school, nos encerramos en su casa un fin de semana a grabar como las teníamos y, luego de escucharlas, trabajarlas y un par de meses, lo volvimos a hacer. La tercera vez, en diciembre, nos encerramos a grabar lo últimos cambios en casa de la abuela de Mateo, en Pachacamac y; en enero de este año ya con Rafael Otero —que es el productor del disco— fuimos al Dragón Verde, que es un estudio de Miraflores y grabamos guitarra, bajos y batería en dos días y; todos eso tracks nos lo llevamos al estudio de Rafael y durantes los siguientes meses hasta mayo, grabamos encima más cosas y también mezclamos, creo que hemos terminado en julio; luego lo mandamos a masterizar con Aldo Gillardi.

Pero no es que ya está masterizado y pum salió; se tiene que reunir un montón de capital para poder trazar el trayecto por donde vamos a disparar esta bala, es una producción que nos ha tomado como dos años.

Arián: Y solo depende de nosotros tres, tenemos el apoyo de mucha gente pero hasta cierto punto, todo lo hemos financiado nosotros mismos tocando, es bien fuerte porque acá no existen disqueras o productores con capital de inversión.

Mateo: Y si los hay, apuestan por lo que vende más.

Arián: Y por un lado eso está mal porque hay demasiado por mostrar, mucho arte nuevo, no lo mismo que se genera como en una fábrica.

Matías: Es un reciclaje y no es uno de los reciclajes buenos…

Arián: Pero por otro lado es tan bueno que nos deja una enseñanza de esfuerzo, de sacrificio, dedicación, sufrimiento y felicidad, eso lo valoramos desde ya, que seguimos luchando, quizás veamos los resultados en cinco o diez años cuando llenemos estadios. De hecho vamos a aprender mucho más que la persona que tuvo el apoyo de papi o del productor millonario y no sudó ni una gota.

Matías: Una cosita más. El hecho de que exista esto que tanto odiamos, esta música reciclada y los productores que solo buscan dinero, es lo que nos rodea y nos forma, nos ha dado algo importante: nos ha polarizado. O somos parte de esto o vamos en contra. O hacemos música basura o luchamos contra eso.

Mateo: De hecho, todo este tema del disco —que empezamos a pre-producir hace casi dos años— lo venimos hablando desde hace siete años atrás, soñando con grabar un álbum y para nosotros era como decir: Oe, vamos a Júpiter. (Risas). Así de lejano e imposible lo sentíamos. Pero claro, los medios que teníamos en ese entonces eran los mismos que tenemos ahora para salir de la galaxia, ha sido harta chamba y lo ha valido.

¿Cómo fue el paso de su primer estilo al funk?

Mateo: En realidad no ha cambiado mucho, pero los temas eran más largos y, es que estábamos en un proceso de aprender y experimentar; por ejemplo, cada canción tenía ponte 35 secciones con partes insólitas y duraban más de 15 minutos. Era bravazo, pero cuando empezamos a madurar como músicos, empezamos a pensar más en todos los detalles como métrica, melodía, armonía y ritmo; pasado el proceso de exploración, le dimos mayor valor al mensaje y a lo que sentimos, entonces si teníamos un tema tan amplio con tantas secciones, seguir la ilación del mensaje era muy complicado. En realidad, tocamos mejor que antes, porque practicamos mucho más, los temas tienen en sí una forma más concisa, tiene de todo, entre rock y funk.

¿Existe algún cuarto Jefry?

Arián: Sí, Rafael Otero, que es guitarrista de La Mente, bajista de Cuchillazo y productor de Descabellado, es quien nos ayudó a producir este disco y quien nos ha enseñado demasiado, de música, de la vida y de humanidad.

Mateo: Es un sujeto que parece el más rudo del mundo pero en realidad es el más tierno y amoroso que alguna vez hemos conocido.

 

 

Jean Pierre Magnet colabora con ustedes en el álbum, ¿cierto?

Arián: Sí, toca en el tercer tema del álbum, Claxon.

Matías: Aparte de eso, Jean Pierre ha sido un buen amigo de la banda, igual que Rafael Otero, nos ha enseñado muchísimo y nos ha apoyado cuando hemos necesitado recaudar fondos, su presencia mediática llamaba mucha gente.

¿Y cuál es la historia detrás del telón con Jean Pierre Magnet?

Mateo: Como te comentamos, nosotros mismos nos financiamos el disco y, el único medio que tenemos para hacer dinero es tocar, no sabemos hacer otra cosa y no servimos para nada más. (Risas). El año pasado hicimos un viaje, sin un solo sol, recorrimos el norte y llevamos instrumentos mini y, ante la necesidad empezamos a tocar cosas de jazz, porque no teníamos ni para comer ni para regresar del viaje, empezamos a tocar puertas de pizzerías y bares, cuando llegamos a Máncora nos hicimos un poco conocidos, nos quedamos ahí unas semanas tocando en hoteles, engordamos bastante. Hacíamos jazz hasta para que nos den desayuno, una cosa jamás vista.

Matías: Como habíamos engordado, nos pusimos Los Mapaches del Jazz.

Mateo: Los mapaches entran a las cocinas a robarse la comida y, nos auto-nombramos así porque tocábamos para poder comer pues (risas). Sacamos plata para regresar y se armó así el tocar jazz para sobrevivir.

Arián: Cuando tocábamos cosas de Jefry nos pagaban creo que diez soles, pero al tocar jazz, sacamos un poquito más.

Matías: Eso fue el nacimiento de los mapaches el año pasado, de ahí cuando regresamos a Lima hemos empleado este recurso para financiar el disco en su totalidad.

Mateo: Fue en la inauguración de una galería de arte en Punta Hermosa que conocimos a Jean Pierre, eso fue este verano. Estábamos tocando y él entra al evento, de una lo reconocí. Luego de tocar hubo un desfile de bikinis y cuando pasaban las modelos él era único que aplaudía y gritaba Wow (Risas). Nos miramos, hicimos contacto visual y con un gesto me hace como Chévere lo que tocan; y no emocionamos. Luego del desfile nos acercamos a conversar y nos dice Tengo mi saxo en el auto, ¡lo traigo!. Y empezamos a jammear, la química fue explosiva. El nos dijo Tengo una fecha en Barranco, quiero que toquen conmigo. Y así salieron otros eventos y compartimos un montón con él. Jean Pierre se da el tiempo de explicarnos y contarnos cosas que solo como músico experimentado nos puede enseñar. Aprendimos mucho de él y creo que él también se divertía con nosotros, y por eso creo que fue que se animó a participar en la grabación del disco y del videoclip, que ya lo vamos a lanzar en unas semanas. Y hasta ahora nos escribimos, nos mandamos fotos, se ha creado un vínculo bien bonito.

¿Piensan hacer algo con Los mapaches del jazz, además de financiar sus discos?

Mateo: No, eso es algo, digamos, netamente funcional.

Matías: Para comer.

 

Matias Gold. Jefry.

Matias Gold.

 

¿Pero como Jefry ya han dado conciertos?

Matías: Mira, Jefry ha pagado piso como por cuatro bandas más, los primeros dos años como banda tocamos en lugares horribles, en antros que incluso ya cerraron, hasta en lugares bonitos y también hemos tenido malas experiencias con lugares que en apariencia debería ser de lo mejor. Entre Miraflores y San Isidro, creo que hemos pasado por varios locales, Centro de Lima no tanto, ahí creo que a las justas cinco tocadas. En festivales nunca pero a eso miramos.

Arián: ¡Y estadios!

Mateo: Hace poco tocamos en la bienvenida de cachimbos de letras, fue increíble, esa energía tan joven de chibolos irreverentes y borrachos en sus primeros días de clases (Risas).

¿Y ustedes qué edades tienes?

Arián: 20.

Mateo: 23.

Matías: 22.

Para terminar ¿en qué plataformas va a estar El viaje sin regreso?

Arián: En todas. Spotify, Youtube, iTunes, Google Play, Deezer, Amazon, Movistar Música y Claro Música.

Matías: Y eventualmente, gracias a los fans, estaremos también en Torrents, Ares… (Risas).