Miguel Lira es un músico de conservatorio, multiinstrumentista y director musical. Ha sido músico de la Policía Nacional del Perú, saxofonista de bandas de rock como “Hielo Negro” y “Deus”, ha tocado en bandas tradicionales internacionales como “Real Pagador” e “Internacional Juventud Ondas”, y ahora, es director de bandas de colegios de prestigio. Conocí a Miguel cuando yo cursaba la secundaria en un colegio de barrio, en quinto año me uní a la banda y ahí nos hicimos amigos. Hoy nos cuenta sobre su carrera musical y la movida de las bandas de colegio, una escena musical que tiene una casi nula difusión pero cuyo trabajo es muy importante en la formación de los estudiantes. Miguel, ¿cuéntame, cuál es tu labor en los colegios? Miguel: Soy profesor de música en la especialidad de banda. Me dedico a dirigir bandas escolares y profesionales desde hace más de 20 años. Ahora, trabajando aquí en el Colegio San Antonio de Padua, me dedico a formar nuevos estudiantes, ya que este colegio tiene una banda de música que está próxima a convertirse en una banda de concierto. ¿Hace cuánto diriges profesionalmente? Miguel: Yo he sido instrumentista desde muy temprana edad, comencé a la edad de 6 años. Luego, en mi etapa de colegio, —yo soy del Colegio Salesiano de Lima—, pasé por muchos talleres —el taller de instrumentos nativos, luego banda, luego orquesta— y eso me ayudó a formarme como músico, ¿no? Estudié en el Conservatorio Nacional de Música y con el tiempo, pues, empecé en lo que nosotros conocemos como chivear. Trabajé así durante muchos años, luego fui músico policial durante 3 años, y más o menos al promediar el año 2010, yo dejo completamente lo que es ser instrumentista para dedicarme a la dirección musical. Entonces, digamos que tengo ya ocho años como director musical. A ti se te conoce más como saxofonista. ¿Cómo te decantas por ese instrumento? Miguel: Yo empecé con flauta traversa, porque es el instrumento que estaba dentro de los cursos que se dictaban en el conservatorio. En ese entonces no existía el curso de saxofón, luego de la flauta traversa estudio clarinete. Por estudiar la flauta traversa y el clarinete es que yo paso a tocar saxofón. Tú estuviste en una banda de rock llamada Hielo Negro, cuéntame un poco de esa experiencia. Miguel: Hielo Negro inicialmente se forma en el año 99, si mal no recuerdo, y su nombre era Internacional Bohemios. Este grupo prácticamente se forma por unos contactos que tiene Richard Apcho, director musical de la banda. Nos dan la oportunidad de inaugurar un local que está ahora en la esquina de Carlos Izaguirre con Panamericana Norte. Ese local se llamaba El Pitcher. Era un local nocturno, ¿no?, donde uno tomaba unos tragos, había para comer y tenía bandas en vivo. Y nos llaman para inaugurarlo, inicialmente salimos con ese nombre, pero luego, cuando el administrador de la Corporación Boulevard, que es el señor Jorge Tello, nos pide que toquemos en el Kokus Bar, un local ochentero que en ese entonces era completamente desconocido, y nosotros nos convertimos en la banda que empezó a tocar muy seguido en ese bar, ahí fue donde nace el nombre Hielo Negro. Éramos un grupo de 7 integrantes, que hacíamos música de los setentas y ochentas, yo interpretaba en saxofón, estamos hablando del año 1999 – 2000. Hasta el 2005 más o menos estuve trabajando con ellos. Miguel ¿Cuál fue tu primera experiencia dirigiendo? Miguel: Mi primera experiencia dirigiendo fue en el Colegio 2071 – Cesar Vallejo. Me acuerdo que yo estaba como apoyo de un profesor y recuerdo que en ese desfile no sé qué pasó, parece que el profesor tuvo un problema y no asistió, así que yo tuve que encargarme de la banda. Fue una experiencia con bastante temor e inseguridad, porque no sabía absolutamente nada de lo que es dirección, pero con el momento y toda la tensión, uno deja de sentir temor, deja de sentir esa duda de pensar si está bien o está mal lo que estás haciendo. Y sí, fue una bonita experiencia. Personalmente te puedo decir que fue bastante cómico porque no sabía realmente qué es lo que estaba haciendo, pero funcionó. ¿Y fue este colegio tu primer logro, cierto? Miguel: Sí, esta era una banda de un colegio nacional de barrio, ¿no?, y lograr que se convirtiera en una de las bandas oficiales del distrito de Los Olivos, era todo un éxito, la cumbre de todo esto. Por esos años, el 95 – 96, las grandes bandas del distrito de Los Olivos eran, pues, el colegio Alfredo Rebaza Acosta, el colegio Jorge Basadre, el colegio Precursores de la Independencia, ¿no?, y de ahí apareció de la nada el colegio César Vallejo. Bueno, las cosas salieron bien y nos empezamos a posicionar. Luego, en el año 98, se nos convocó a nosotros como banda para la inauguración del Palacio Municipal del distrito de Los Olivos, en la gestión del doctor Felipe Castillo, ya bajo mi dirección. Pero realmente esa banda salió de la nada y yo tengo muy bonitos recuerdos del colegio, de la banda, de la gente que estuvo conmigo y que nos apoyaron, que estuvieron ahí empujando el carro para que esa banda se forme y sea ahora una de las bandas más importantes del distrito. ¿Es difícil el camino de la dirección? Miguel: El camino de la dirección es uno donde tú tienes que prepararte mucho. Tienes que estudiar mucho, tienes que ser capaz de poder entender lo que el compositor quiere que se exprese con su música, ¿no? Yo escuché de mi maestro, Wilfredo Tarazona, que el director tiene que ser una persona erudita en el arte de dirigir, tiene que estudiar mucho todas las partes, todos los pormenores que tiene la partitura, ¿no? Yo recibí una capacitación con un maestro internacional que vino por Yamaha Internacional, el maestro John Stanley, y él también me dio una pauta de dirección que a la letra decía “el maestro director debe ser competente en todos los instrumentos que enseña, en todos”. Es por eso que tuve que capacitarme, por eso te digo que hay que estudiar mucho. Yo, modestia aparte, soy flautista más que saxofonista —la mayoría me conoce como saxofonista, pero yo soy flautista— y, bueno, ahora siendo director soy competente en todos los instrumentos que enseño. Luego de Hielo Negro, ¿qué otra experiencia en banda o agrupación musical has tenido? Miguel: Bueno, trabajé con muchas bandas de música tradicionales, bandas show, pero hablando del ámbito del rock, que es básicamente a lo que yo me dedicaba, después de Hielo Negro entré a trabajar con una agrupación que estaba auspiciada por la cerveza Brahma: la agrupación Deus. Recuerdo que tocamos en el festival de Claro y en varios festivales que hacía la empresa. Luego fui a trabajar con un grupo que se llama Claroscuro, con ellos trabajé 5 años, en esta agrupación cantaba una amiga mía, Verónica Guerra, que terminó siendo una de las finalistas de La Voz Perú. ¿También has estado en bandas patronales? Miguel: Claro, he pertenecido a la banda Armonía Juventud, he estado con El Corazón de Huandoval, he estado en la Internacional Armonía Anguy, la Real Pagador (Oruro) e Internacional Juventud Ondas (Puno), que son bandas internacionales. Tú eres flautista, pero siempre estás tocando saxo. Miguel: Lo que pasa es que la flauta traversa es un instrumento sinfónico, por lo que no tiene mucha difusión en el ámbito de las bandas profesionales… ¿Pero en el jazz y el funk? Miguel: En el jazz, el funk, entra, pero el saxofón es un poquito más comercial, la gente lo conoce un poquito más, ¿no? Cuando te ven tocando una flauta traversa lo primero que piensan es “ah, el flautista de Hamelín”, una cosa así. (Risas). Pero, básicamente, no es un instrumento comercial. Volviendo a tu labor como director de bandas de colegio. En esta transición que está atravesando la banda de este colegio con miras a ser una banda de concierto, ¿Cuáles son los mayores retos que vas a afrontar? Miguel: A ver, hablando directamente aquí, en San Antonio de Padua, el mayor reto que tengo con ellos es el tiempo. Estos chicos están bombardeados por un sinfín de actividades que tienen como estudiantes, los talleres deportivos, los talleres de música, ¿no? Les queda muy poco el tiempo, pero dentro de lo que nosotros hemos dosificado para ellos, yo tengo la seguridad de que cada clase es un aprendizaje nuevo y eso les va a ayudar a crecer. Yo estoy trabajando con ellos desde la quincena de marzo y mis ensayos de preselección, la primera semana de abril. La primera presentación que tuve fue la primera semana de mayo, un reto único, ¿no?, y, ahora que estamos pasando la mitad del año, ¿no?, tenemos cierto repertorio que hemos estado presentando con los chicos, avanzando muy rápido. Hay mucho trabajo que hacer aquí, hay material humano muy talentoso, pero el tiempo que nos dan es bastante corto, hay que optimizarlo para que puedan recibir ellos más que cantidad de tiempo, tiempo de calidad. ¿En una banda de colegio qué criterios se usan para seleccionar? Miguel: Tengamos en claro bien esto: nosotros no estamos formando músicos, nosotros, a través de la música, tratamos de formar, destacar, ciertos valores y virtudes que tiene cada estudiante. Eso es lo primero. En la banda, pues, uno, tiene variedad de instrumentos; tenemos las maderas, tenemos los metales, tenemos los instrumentos percusivos En la familia de las maderas tenemos a las flautas, clarinetes, saxofones; en los metales tenemos a las trompetas, tenemos a los bajos, barítonos, ¿no?, los trombones, las tubas; en la percusión tenemos los instrumentos de percusión latina que son los timbales, las congas, el bongó, también está habilitado el espacio para una batería, ¿no?, una tarola, una caja —que nosotros llamamos caja de marcha—, un bombo; y también utilizamos los instrumentos de templada que vendrían a ser las liras, en este caso el metalófono o la marimba. Básicamente cuando nosotros trabajamos esos instrumentos los trabajamos en hora de clase, desarrollando un método —es un material preparado para bandas, para formación de bandas—, y poco a poco con los ensayos se van viendo a los estudiantes que van destacando. Entonces, digamos, yo les pongo una meta de 0 a 10, y me están dando ya un 12 o 13, esos estudiantes son los convocados para tener otro ensayo, con la familia de los instrumentos con los que está trabajando. Si en un salón tengo 14 – 15 estudiantes, de los cuales tengo 4 flautas, y de esas flautas me salen 2 que están avanzando muy bien, entonces, de ese salón, vamos a decir de tercero de secundaria, ya los junto con una flauta de segundo, 3 flautas de primero y van formándose un grupito. Esas flautas trabajan en horario extracurricular, donde yo tengo el tiempo necesario para darles todas las técnicas, todo lo que necesitan para que ellos puedan seguir avanzando. Otros días de la semana tienen ensayos ya como familia. Al primer ensayo se le llama ensayo de línea, el otro es ensayo de familia, ya donde tengo juntas a las flautas, los clarinetes, los saxofones y así sucesivamente se va haciendo para el resto de los instrumentos, en distintos días, en distinto horario. Y llega un momento, también, los días sábados, que es el ensayo general donde está toda la banda, donde planteamos una partitura, y lo revisamos. Vamos de poco en poco y se va armando todo esto de acuerdo al grado, al nivel que ellos tienen. ¿Por qué crees que en los colegios nacionales no hay una formación musical? Miguel: Mira, el Estado Peruano ha estado incluyendo dentro de sus contratos docentes a profesores de banda. Los profesores de banda, la gran mayoría, son de una formación empírica, no completamente profesional —vamos a decir las cosas claras—. La mayoría de ellos no tiene título, ¿no?, a excepción de que sean profesores de educación artística que tengan algún estudio de algún instrumento de metal y por ahí que pueden acceder a las plazas de la UGEL. Básicamente, no hay una carrera, no hay una escuela que te forme como profesor de banda. No existe. Entonces, hablar de que hay un profesor de banda no está legalmente constituido. El profesor de banda no hay, no existe. Que haya profesores que, a través del área de educación artística, manejen algún instrumento de viento de banda que puedan dirigirlos, eso ya se ha hecho de una manera muy empírica, pero en algunos casos da resultados, ¿no? Hay muy buenos colegios nacionales que tienen su banda. Aquí nomás tenemos al Colegio Alfonso Ugarte que tiene una banda de concierto muy buena que estuvo dirigida por el maestro Moisés Ospina, tenemos también el Colegio Mercedes Cabello de Carbonera, uno de los colegios emblemáticos —todos los colegios emblemáticos de Lima en el gobierno de Alan García recibieron 60 instrumentos sinfónicos—. Y así como ellos, pues, ha habido muy buenas bandas, ¿no?, tenemos al Colegio Diocesano El Buen Pastor, Santísimo Nombre de Jesús, San Columbano, el Colegio de la Cruz Canonesa, San Agustín, que son colegios parroquiales particulares, colegios que obviamente invierten en sus bandas. Y hay colegios nacionales que han acertado llevando profesores idóneos para esto como también hay profesores que, bueno, llegan, hacen un poquito y no se ven resultados, pues, ¿no? ¿Consideras que debería ser obligatorio? Miguel: Mira, yo lo que considero es que la música es una gran fuerza, es un medio poderosísimo para cambiar las vidas de los seres humanos. Eso está completamente comprobado. Yo estoy convencido de que través de la música se puede cambiar a las personas. Miguel, dime una cosa. Se ve que tú estás enamorado del trabajo que haces y te gusta. ¿A dónde te gustaría llegar? ¿Cuál sería, digamos, tu meta? Miguel: Mi logro personal es que todos los estudiantes, en especial los que menos tienen… Mira, yo recibí una vez el consejo de un amigo, que se llama Juan Pablo Larrea, que es el profesor y director de la banda del Colegio Parroquial San Columbano —alguna vez yo también trabajé con él—. El me dio un consejo que me ha marcado para toda la vida, que es “dales a estos chicos más de lo que merecen”. Yo creo que todos los estudiantes deben tener acceso a un instrumento, que puedan ejecutar un instrumento, no necesariamente de banda, y que, a través de este instrumento, puedan plasmar, puedan expresar lo que ellos sienten, lo que ellos piensan, lo que ellos desean decir, ¿no? Mi meta es esa: que cada niño, cada estudiante, cada joven, pues, pueda tener un espacio para poder hacer música, en el instrumento que sea y que ellos crean conveniente. Antes de iniciar la entrevista me comentaste que la movida de las bandas ya no es la tradicional… Miguel: Lo que sucede ahorita es que los formatos de las bandas han cambiado, ¿ya? Lo que nosotros conocemos como una banda de música, lo que nosotros estamos acostumbrados a ver o a observar en una fiesta patronal, es un formato que se ha hecho en Perú, ¿no?, a la necesidad de las fiestas costumbristas. Básicamente una banda tradicional de música tiene en su formato, en su plantilla, una pequeña sección de percusión, que sería una pequeña tarola, un platillo, un bombo. En el caso de los instrumentos tendríamos un par de clarinetes, un par de saxofones, unas 3 - 4 trompetas, un par de bajos, un par de trombones y una tuba. Básicamente eso. El formato internacional, a nosotros nos da más amplitud. Explícalo, por favor. Miguel: Este formato incluye, por ejemplo, una sección de maderas, una sección de metales, una sección de percusión, de acuerdo a unos parámetros. O sea, si en una banda tradicional tenemos 2 clarinetes, dentro de la plantilla internacional la banda debe tener de 9 a 12 clarinetes; si normalmente en una banda tradicional de música tenemos 4 trompetas, en una banda de concierto deben haber 6; si en una banda tradicional tenemos 2 saxofones, en una banda de concierto son 4. Y así sucesivamente. Es un formato más amplio. Una banda de música puede estar conformada por, no sé, 18 – 20 músicos y una concert band o debe estar conformada por lo menos por 50 instrumentistas, en los cuales también están incluidos, incluso, instrumentos de cuerda como los violonchelos, los timbales sinfónicos, arpa, entra piano, oboes, fagotes —instrumentos netamente sinfónicos—. Esa es la visión que tiene este colegio... Miguel: Claro. Ahorita, por ejemplo, como te digo, las bandas de música han evolucionado de tal manera que estamos tomando ya la plantilla internacional. Nuestro primer referente que tenemos es Colombia. Colombia nos lleva casi 30 años de hacer música de banda. Están viniendo muchos maestros colombianos acá a Perú a dictar clase. Personalmente, pertenezco a la asociación Perú Bandas, una asociación de profesores de bandas, netamente bandística, ¿no?, donde estamos en toda la movida esta de la capacitación, de que los profesores se capaciten no solamente en dirección, ¿no? Es más, ahorita tenemos como referente a Asodibandas, que es la Asociación de Directores de Bandas de Colombia, ¿no?, que está trabajando muy estrechamente con Perú Bandas, ¿no? Perú Bandas tiene asociados, más o menos, más de 1500 profesores de música o de banda a nivel Perú, ¿no? En cada congreso que nosotros tenemos recibimos visitas de muchos profesores de Cuzco, de Arequipa, de Tacna, de la parte de Tingo María, del norte, de Lima también tenemos muchos. Nos tiene muy contentos que haya muchos profesores que quieran capacitarse, que quieran saber de dirección musical, que se capaciten en lo que es pedagogía musical. Eso es importantísimo también. ¿Esta asociación cuanto tiempo tiene? Miguel: Mira, la asociación ha pasado por varias etapas. Primero fue Aspromú. Luego de Aspromú pasó por ser ser Aspeb. Y luego de Aspeb ha pasado ha ser ya Perú Bandas, ¿no? Pero básicamente tiene como 7 años. ¿Es la única entidad que está promoviendo la formación de profesores de bandas? Miguel: Cuando tuvimos esta última transición, se separaron dos partes: Aspeb, que ahorita está liderada por el maestro Carlos Grhanton, y Perú Bandas, que está liderado por el maestro Arturo Mercado Vásquez. La mayor parte de esta movida la está haciendo Perú Bandas —sin desmerecer que también Aspeb está trabajando en la conformación de talleres para que los directores de las bandas se capaciten—. Para terminar ¿Cuál es la mayor satisfacción que tienes tú como director de una banda de colegio? Miguel: La de ver en sus pequeños rostros la alegría de haber conseguido, a través de esfuerzo y horas de ensayo, el poder ser capaz de ejecutar un instrumento.